Además de determinar si un niño tiene un problema con las habilidades académicas, como lectura, escritura/ortografía o matemáticas, una evaluación psicoeducativa integral ayuda a comprender por qué un niño tiene problemas en la escuela o en el hogar.

 

Esto se hace evaluando las habilidades académicas, así como todas las habilidades cognitivas necesarias para desempeñarse bien dentro y fuera de la escuela, como la memoria, la atención y el procesamiento del lenguaje, el razonamiento y la resolución de problemas. Además, también se considera el funcionamiento emocional, ya que la ansiedad, la depresión o los trastornos de conducta disruptiva pueden tener un impacto en el funcionamiento académico.

 

Comprender las fortalezas y debilidades cognitivas específicas de un niño ayuda a reconocer cómo aprende mejor, así como a brindar mejores recomendaciones específicas para adaptaciones escolares y reaprendizaje, al igual que a sugerir tratamiento médico, farmacológico y psicológico cuando corresponda.